CAPÍTULO 21. Una cicatriz derechita
—¡Auch! ¡Eso me dolió! —gruñó Darío. Sammy abrió mucho los ojos y soltó el cuchillo cuando vio la sangre corriendo desde su antebrazo—. ¡Recógelo, no te he dicho que lo puedes soltar! —gruñó él, pero a Sammy le temblaban los labios—. Solo es sangre, Sammy, no se me va a salir una tripa por ahí.
—¡Me dijiste que lo habías envuelto bien en cinta…!
—Pues atravesó la cinta, no pasa nada —aseguró Darío restándole importancia mientras se envolvía el corte y sonreía—. Míralo por el lado bueno… ¡me cortaste!
Sammy gruñó con frustración y negó perdiendo toda la posición de ataque.
—¡Odio esto! —exclamó y era la primera vez que se quejaba en semanas, así que Darío no la regañó, solo se acercó a ella, pasó un brazo detrás de su cintura y la atrajo para besarla.
—Lo sé, princesa, pero ya hablamos de esto. En cualquier otra circunstancia no te obligaría, pero si tu vida llega a depender de esto, quiero tener la tranquilidad y la confianza de que puedes defenderte sola —le dijo con suavidad.
—Habla