Capítulo 30

Menos mal que mi malestar se fue. Al llegar a casa, Helga me dio un remedio casero, que según me dijo, era totalmente efectivo. Y tenía razón, al cabo de un rato, ya no tuve ninguna molestia.

Estoy tan cansada por el trabajo, que solo quiero relajarme durante horas, mirando películas.

Dejamos a Nana en la cocina y nos vamos a nuestra habitación.

—Te ves pensativa. ¿Sucede algo?

—No mucho. Por un lado, me quedé preocupada por Sophie. Se veía muy afectada.

—No es para menos, Ash. Después de que me explicaste qué pasó, logro entenderla.

Cuando veníamos en el auto, le comenté lo que sucedió con Sophie. Finalmente comprendió porqué estaba tan afectada. Prometió disculparse con ella.

—No conozco a Zack, más allá de la fiesta donde reapareció Scott, pero no hay que ser muy sabio p

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