Alexander soltó una "inocente" risita.
-Aún no tenemos planes, pero va a ser dentro muy pronto- contestó con mucha seguridad.
Por mi parte, mi rostro estaba morado, y no decía ni una palabra.
-Alex, ¿Qué te parece si vamos a mi oficina a hablar? - lo invitó con cortesía el anfitrión.
-Por supuesto- contestó mientras ambos se ponían de pie.
¿Qué? ¿Me iba a dejar sola acá?
Lo iba a matar.
Me volteé para encontrarme con su rostro y abrí los ojos en señal de desesperación.
El jefe se acercó suavemente a mi oído, dejó un beso sobre mi mejilla y murmuró: Tranquila.
Y así se fue... Dejándome en un profundo silencio con la señora Gaspo. Le dirigí una incómoda sonrisa mientras bebía un poco de agua.
Necesitaba actuar de un