El anochecer llegó a esas tierras con un silencio divino, esas tierras parecían estar en otro lado del mundo. Olivia había dejado a Rafael descansar mientras leía uno de los libros prestados de Julieta. A ratos pensaba en su hermana. Angelica se había despedido de ella diciéndole que estaba tan cansada que se iría a dormir temprano, primero le aseguró que le llamara a su padre para dejarlo tranquilo y confirmarle que estaban juntas.
La abuela de Rafael se daba algunas vueltas, parecía la enfermera a cargo. Amablemente le habían entregado un horario de medicamentos para que no le sorprendiera la aparición de la enfermera en la habitación.
Olivia retiró su ortesis con cuidado cuando sintió un pinchazo de dolor, dejó el libro de lado y comenzó a darse un masaje.
—¿Duele?
La voz de Rafael la interrumpió un par de minutos después, estaba atento a sus movimientos.
—No tanto — contestó rápidamente, intentó ponerse de nuevo aquel aparato, no le gustaba que vieran su pierna, algunas heridas se