Capítulo 55. ¡Mi esposa falsa no me ama!
Sebastián caminaba de un lado a otro. Sentía como si una mano invisible estrangulase su garganta y no paraba de maldecir en voz alta a Nicolás.
No le importaba que sus amigos lo vieran descontrolado por una mujer que afirmaba no amar. Estaba celoso, muy celoso, y ese sentimiento se intensificó cuando recibió un mensaje con una foto adjunta en su celular, procedente del teléfono de Lizbeth. Efectivamente, se veía a esta acostada con otro hombre.
Lleno de rabia, estampó su celular contra la pared de cristal de su oficina. No sabía dónde buscar a Lizbeth, y por orgullo se negaba a hacerlo. Sus ojos se enrojecieron de furia mientras esta hervía en su interior.
A pesar de su malestar, su estómago revuelto no le impidió medicarse. Aquella mujer que había sido su paz ahora volvía a encender su ira.
En los últimos días, a pesar de las situaciones difíciles que había enfrentado, había logrado controlar su enojo sin que este se convirtiera en explosiones de furia porque pensaba en ella. Aunque