Edon sonrío, me beso y aceleró sus movimientos. Una sensación recorrió por todo mi cuerpo y se acumuló en mi parte íntima, sentí una explosión de placer que me debilitó por completo, cada orgasmo era mejor.
Edon cayó sobre mi hombro, mientras controlaba su respiración y yo igual. Vi hacia la ventana, los rayos de sol, iniciaban a entrar por la ventana. Llevábamos más de una semana haciendo esto, me refiero a que Edon y yo dormiamos juntos, ya fuera en su habitación o en la mía.
Aunque se suponía que nadie sabía sobre esta relación, era más que un secreto a voces.
—No tengo ganas de ir a la empresa hoy.
—No empieces, ya conozco tus trucos.
—En serio, prefiero quedarme contigo en la cama.
—Edon, hemos faltado como tres días a la empresa. No debemos olvidar nuestras obligaciones.
—Está bien, con la única condición que nos bañemos juntos.
No tenía otra opción, en realidad también quería hacerlo. Así que de la cama salimos directo a la ducha.
Todo era perfecto entre Edon y yo que