CAPÍTULO 22

Lo que me hacía falta, ahora la culpable de que Edon estuviera tirado en su cama con una fiebre a punto de matarlo.

Las palabras de Myriam resonaban en mi cabeza. Nunca había conocido a nadie que se enfermara por un rechazo. Caí en cuenta de que mi vida había cambiado por completo y aunque quisiera huir esto era imposible, nunca podría pasar una vida entera tratando de ignorar sobre este mundo fantástico.

Ahora solo me quedaba aceptar mi destino y ayudar. Puse un paño con agua fría sobre su frente, Edon estaba supercaliente, no había signos de que la fiebre bajara. Me acomodé en un sillón, pero escuché voces desde afuera, así que me acerqué a la puerta.

—Pero si él no ha encontrado a su compañera, ¿o si? —escuché que el médico tenía una conversación con Myriam.

—No, no la ha encontrado. Dale algo para qué bajé la temperatura, yo me encargo del resto.

El médico asintió, anotó algo en un papel y se lo entregó, se giró y se fue. Myriam dio media vuelta y notó mi presencia.

—Hola Myr
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