Leticia se acercó con una sonrisa.
—¡Vaya, el vestido de la señorita Caballero ha quedado así! Yo he traído un vestido de repuesto. Viendo que tenemos una complexión similar, ¿por qué no te pones el mío?
Si conseguía que Vivian usara su vestido, podría establecer cierta relación con la señorita Caballero.
Pero Vivian negó con la cabeza.
—No es necesario, tengo varios vestidos aquí.
Inmediatamente recogió su falda y tomó a Silvia del brazo para marcharse.
—Silvia, ven conmigo.
No pensaba dejar a Silvia para que otros la molestaran, especialmente después de haberle prometido a Daniel que la cuidaría.
En ese momento, un camarero se acercó.
—Señorita Somoza, el señor Caballero solicita su presencia.
Al oírlo, Vivian soltó su mano.
—Silvia, ve primero con Daniel. Yo me cambiaré de vestido y volveré enseguida. No dejes que nadie te intimide.
Lanzó una mirada fulminante a Leticia antes de subir las escaleras sosteniendo su falda.
Silvia sonrió y le dijo al camarero:
—Llévame con él —sin dedic