Capítulo 237
Así que estaba muy segura de que alguien las estaba siguiendo.

Estaba tan nerviosa que tenía las palmas sudorosas. Vivian finalmente notó que algo andaba mal:

—Silvia, ¿qué pasa?

—No es nada —dijo Silvia con voz cálida. No podía poner a Vivian en peligro, después de todo él se la había entregado personalmente.

Mientras caminaba, sacó su teléfono y le marcó a Daniel, pero sin importar cuántas veces llamara, siempre estaba ocupado. Daniel, ¿qué diablos estás haciendo?

En la sala de llegadas del aeropuerto, Daniel frunció el ceño y colgó el teléfono que sonaba. Había querido contestar, pero con mirada perspicaz vio que la mujer ya había salido.

Empujaba una maleta, completamente equipada con lentes oscuros y mascarilla, caminando hacia Daniel. A una distancia de menos de diez metros contestó una llamada, y después de escuchar a la persona al teléfono, mostró una sonrisa satisfecha:

—Continúa.

Colgó el teléfono como si nada, le entregó su maleta a Daniel, se quitó los lentes oscuros, revel
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