106. No me hagas tu enemigo Marius
A Marius poco le importaba haber pasado esa noche en el calabozo porque él estaba en el mismísimo cielo. Después de dos meses había vuelto a tener el amor de su vida en sus brazos. La había escuchado gemir y estremecerse, retorcerse de placer bajo su cuerpo.
Noelia era suya y jamás dejaría de serlo. La forma en que se entregó a él era la prueba de que la amaba tanto como antes y no importaba el tiempo que debiera pagar por habérsela llevado un contra de su voluntad, lo pagaría a gusto, porque en cuanto saliera se iría a buscarla.
— Señor Lorraine, retiraron la denuncia y ya puede marcharse.
Marius sonrió al escuchar al guardián y no tardó en hacer lo que le había dicho y salir de la celda. Obviamente porque ella había retirado la denuncia.
Su Noelia había comprendido que no podían dejar de amarse y era una tontería vivir alejados el uno del otro.
Marius sólo tenía ganas de envolver a la chica entre sus brazos y besarla y pedirle perdón por cualquier cosa, le daba igual que, pediría s