105. Yo no voy a darme por vencido.
¿Parar porque pararía? —No pares… Sigue, mi amor…
A Marius no le hizo falta nada más para llevarse la mano al cierre de su pantalón y liberar su erección que protestaba por estar cautiva, produciéndole una molesta incomodidad.
— Noelia…— no podía creerlo, ya había perdido por completo las esperanzas y estaba usando su último cartucho, obligándola a escucharlo, pero nunca hubiera imaginado que esto terminaría así, con él posicionando su polla en la humedad de la chica y penetrándola de una dura estocada.
Ella no pudo evitar no gemir al sentir esa primera estocada en su interior, haciendo que se derritiera por completo y dejara de poner resistencia.
—Joder…— jadeó él con voz ronca mientras le obligaba a girar el rostro y buscaba su boca para besarla, saborear sus labios, su lengua, con las mismas ganas y mismo anhelo con el que se movió, hacia atrás solo para volver a hundirse nuevamente en sus carnes y terminar perdido en sus propios deseos, dominado por esos sentimientos que se había