Un aliado.
El peso de su abdomen abultado no la dejaba correr, sin embargo, Valery no desistía. Sentía las piernas flaquearle y el frío cortaba sus pies descalzos. Sofocada hasta más no poder, corría despavorida por la carretera a oscuras sin rendirse.
A sus espaldas, la voz de Sophia la llamaba una y otra vez. Ella quería responderle, pero el miedo le tenía paralizada y lo único que podía hacer era escapar.
Apretando su vientre con posesividad, intentando cuidar con sus manos el retoño de ella y Andrew.
—¡Ven aquí, zorra! Tú y tu bastardo no podrán quedarse con lo que es mío.
Asustada hasta más no poder, Valery trató de esquivarla, tomando un atajo por un callejón. El corazón se le iba a salir de la boca cuando de pronto, sintió que una mano firme tiraba de su cabello, frenándola al instante.
—¡Ah! Suéltame, Sophia —gritó despavorida.
—¡Ni loca, m*****a! Tú vida acaba ahora —rio con maldad.
Ella quiso gritar por ayuda, pero no pudo, su voz quedó presa del miedo al ver que Sophia la había