Andrew llegó hecho una furia a la sala de emergencias, con Sophia siguiéndole los pasos.
Para su mala suerte, no había podido deshacerse de ella cuando llegaron a la ciudad y no tenía energía para lidiar con ella en ese momento.
Su mente estaba ofuscada y tenía un montón de preguntas para Valery, sobre todo, saber cuál era la razón para salir disparada del hotel y no esperarle.
Buscó a Valery por todas partes y cuando finalmente la encontró, su ira creció hasta los cielos. Desconsolada y vulnerable, era arrullada por un completo desconocido.
—Quítale las manos de encima a mi mujer —rugió apenas conteniendo el enojo del día.
No tenía ni idea de quién era el sujeto, pero definitivamente estaban en una imagen demasiado comprometedora. El extraño aflojó su abrazo y al levantar la cabeza, Valery lo vio de una manera que le dio escalofríos. Era una mezcla de enojo con decepción a la vez.
—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo con voz rota. —¿A qué has venido y más, con esa mujer? Será mejor que s