¡No merecía un centavo de Noelia!
—Lo mejor sería internarla en un hospital psiquiátrico. Desde siempre ha sido inestable y no sabemos de qué más es capaz. ¡Sería lo mejor para todos! —sentenció Iker, fingiendo preocupación.
—Sí, sí, internarla sería lo ideal —secundó Ivana, con vehemencia—. Decimos que perdió el control y se armó el escándalo ella sola. Así todos se calman…
—¡Basta! —exclamó Álvaro, alzando la voz.
Ivana e Iker enmudecieron al instante, recordando de repente que la madre de Álvaro también había padecido problemas mentales.
Noelia, en un tono lastimero, intervino rápidamente:
—Tíos, no hablen así de Gabriela. No es seguro que esto sea obra suya; Álvaro investigará la verdad.
Dicho esto, soltó un par de sollozos y, con una mano sobre su vientre, se tambaleó ligeramente, como si fuera a desmayarse en cualquier momento.
—Si realmente fue Gabriela, estoy dispuesta a soportarlo —prosiguió Noelia con voz trémula—. Admito que ocupé su lugar y… —miró a Álvaro con ojos húmedos—