Mundo ficciónIniciar sesiónNos dirigimos todos a las diferentes mesas. Me doy cuenta de que la nuestra es de las primeras. Junto a nosotros se sientan unos viejos que me saludan con la cabeza al tiempo que me analizan. Y eso me convence de que, al parecer, es verdad; de quien debía venir a esta reunión era su abuelo. Ese viejo está jugando con nosotros, me parece que lo hizo a propósito. Mandarnos a París después de casarnos. Sí, debe ser un plan de él, tengo que cuidarme del mayor Minetti. Por algo es el capo de capos.
Me concentro en lo que está pasando al sentir que el señor Minetti me aprieta la mano. Alguien comienza a hablar por el micrófono en italiano, lo cual me alegra, porque puedo comprender todo. Pero me asusto cuando manda a pasar a todos los jefes a otra sala y que las esposas deberán esperar allí. —No me dejes, Alessandro —le susurro, sujetándolo por el brazo. &n






