Mundo ficciónIniciar sesiónAlessandro me escuchó con atención. No dijo nada durante unos segundos, como si hubiera estado esperando justo esas palabras.
—Estoy de acuerdo contigo en eso —admitió finalmente, con un tono que no esperaba oír de él. Miró alrededor del salón y añadió—: Esta casa la heredó mi abuelo, junto con todo esto, de sus padres. Eran otros tiempos. Sus palabras me descolocaron, pero antes de poder responder, ambos seguimos avanzando por la casa, dejando atrás el salón de trofeos. Nos quitamos los abrigos y Alessandro me guió hasta lo que parecía ser otro ala completamente diferente. Sin previo aviso, nos encontramos de pie frente a una habitación que podría considerarse digna de una unidad militar: un verdadero museo de armas de todo tipo, calibre y tamaño.—Vaya, esto es un arsenal —exclamé de forma inmediata, incapa






