Aunque Maia lo había estado estudiando últimamente, estaba lejos de dominarlo.

Con su nivel de conocimiento, posiblemente no podría decir la calidad de una receta en absoluto.

Afirmó que no era nada especial porque inconscientemente creía que a un niño de cinco años no se le ocurriría nada bueno.

Demonios... ¡No pensé que el viejo Sr. Brook iría y les preguntaría a otros sobre esta receta y sospecharía de mí!

Maia se mordió el labio con fuerza al pensar en eso. Sus puños estaban tan apretados que sus nudillos se habían vuelto blancos.

—¿Me mentiste, Maia?— Kenneth preguntó con una mirada decepcionada en su rostro.

—Sí…— Maia lo confesó con lágrimas en los ojos.

¡Max nunca me amó, por lo que perder el apoyo del viejo Sr. Brook me dejaría sin posibilidad de casarme con la familia Brook! Supongo que no tengo más remedio que admitirlo y tratar de regresar después...

—Sí, te mentí. Debido a que los niños le dieron la receta, no analicé la receta correctamente y expresé mi opinión a ciegas.