—Jefa, Max nunca te ha visto. Entonces, realmente no estás traicionando a nadie—.

—¡Para! O te corto la lengua.

—Yo sólo estoy bromeando. Eres demasiado cruel. —Yandel frunció los labios con una mirada agraviada.

—No vuelvas a mencionar esto delante de mí. La gente siempre está persiguiendo cosas que no pueden tener. Tal vez Max solo está tratando de impresionarme al hacer eso. Puede que ya no me aprecie una vez que me tenga. Una mujer a la que le gusta aferrarse a un hombre es como una vid que crece en un árbol. Una vez que el árbol ya no proporcione nutrientes, las delicadas vides pronto se marchitarán y morirán—. Olivia entrecerró los ojos y dijo a la ligera.

Su voz era suave, pero parecía resuelta en sus palabras.

Al escuchar eso, Yandel se quedó atónito.

Ella realmente no es una mujer ordinaria.

—Se rumorea que la fruta de sangre de dragón se pondrá a la venta en esta subasta. Calculo que costará una suma considerable. Atenderé y trataré de conseguirlo—, le dijo Yandel a Olivia.