Olivia
Estaba nerviosa y desesperada por salir de aquí. Enzo y yo nos tomamos de la mano y en medio de la discusión entre el ruso y uno que otro mandatario, nos levantamos e hicimos contacto con nuestros hombres, Salvatore y Red nos escoltaron y a medida que nos íbamos acercando a la puerta nuestros hombres se unían al anillo de seguridad.—Vamos, vamos, —repetí, y solo fue hasta que me monte en la camioneta con mi esposo que pude respirar con normalidad.Esto fue una locura, esta mafia nos persigue, o bueno, me persigue a mí.Ya no sé qué más hacer, me voy a ver envuelta en todo ésto y temo por la seguridad de mi esposo y mis más cercanos hombres.A cada lugar al que voy, siempre está la sombra de la mafia rusa acorralandonos.—Ya no soporto ésto, —le dije en voz baja a mi esposo.Él volteó a mirarme con preocupación y tomó ni rostro en sus manos cálidas.—Mantengamos la calma, muñeca. Mientras estés conmi