Capítulo 58. Toca, por favor… toca
Verónica no podía quitar la vista de la pareja en la cama.
El hombre estaba sobre la mujer y la besaba mientras la acariciaba, ella gemía poseída por el placer, cuando el desconocido mordió un pezón a su pareja, ella sintió sus pezones ponerse duros bajo sus manos, con delicadeza movió sus palmas hipnotizada por la visión.
Entendió que no estaba sola y se le estaba yendo la chaveta cuando sintió las manos de Mauricio rozar sus muslos.
Verónica se tensó, pero cuando separó los labios para reclamarle salió un jadeo.
Aquello estaba mal, debía quitarse de sus piernas.
Él la sostuvo de las caderas para acomodarla mejor, la mano de ella se separó de uno de sus pechos para estabilizarse y rozó la dureza debajo de los pantalones de él.
Estaba empalmado por completo y el jadeo ahora lo emitió él.
—Debería rodarme —dijo ella, pero él la sostuvo fuerte por su cadera.
—No te muevas, por favor —suplicó.
La petición era tan dolorosa que ella se quedó en el lugar congelad