La noche llegó, y yo estaba mordiéndome las uñas por el nerviosismo. Miré el reloj otra vez y respiré profundo. Se supone que Hayden debió haber llegado hace media hora. ¿Y si ella le dijo y él ahora no quiere saber nada de mí? Me rasqué la cabeza con desesperación y empecé a caminar en círculos en la cocina; los nervios me estaban matando.
— Por favor, ven rápido — le supliqué a la nada.
Escuché la puerta abrirse. Salí de la cocina rápidamente; Hayden estaba entrando. Yo corrí hacia él y lo abracé con fuerza.
— ¿Qué pasa? — me preguntó.
Yo me alejé de él y empecé a llorar.
— Te juro que no lo sabía — le empecé a decir.
Hayden agarró mi rostro entre sus manos y me miró aterrorizado.
— ¿Qué pasa? — volvió a preguntarme.
Yo seguí llorando. No sabía ni siquiera cómo empezar a decirle lo que había sucedido.
— Kat, cálmate por favor — me pidió.
Yo respiré profundo y asentí con la cabeza.
— Lo siento — me disculpé.
— Te creo, pero no estoy entendiendo nada — me dijo.
Yo me separé de él y lo