El secuestro.
Dos semanas atrás...
Alan no sabía por qué había ido.
No tenía respuestas, ni argumentos, ni excusas que le permitieran darle sentido a lo que estaba a punto de hacer.
Pero estaba allí, parado frente al mismo edificio donde una vez pensó que nunca regresaría.
Un edificio viejo, de pintura desgastada, con las escaleras rotas desde hace tanto tiempo que hasta el polvo parecía parte de la arquitectura.
El mismo edificio donde vivía Stella.
Tocó la puerta, una vez, luego otra.
Y después cinco veces más.
Suspiró profundamente, no sabía porqué había creído que ella seguiría allí, había estado en el hospital, luchando por su vida las últimas dos semanas, además había visto a Isabel en el hospital después del accidente, era evidente que la llevaría a otro lugar.
—Stella. —Murmuró sin entender sus propias emociones ¿Por qué se sentía tan triste?
Esperanzado, esperó por alguna señal de Stella, algo, lo que fuera que le hiciera creer que ella estaba allí.
Sin embargo, en aquel pasillo con lo