Dante Hatclifft echaba humo.
- Se… Señor Hatclifft… - Amelia abría y cerraba la boca como un pez fuera del agua.
Con toda su inmensidad, Dante se acercó a ella y sin gritar, habló con un frío que bajó la temperatura de todo el lugar bajo cero.
- O si no, ¿Qué? Termina lo que ibas a decir.
- ¿Por qué me haces esto, Dante? - preguntó Amelia, con un hilo de voz y el labio inferior temblando - Después de todo lo que hice por ti…
- ¿Lo que hiciste por mí? - la cuestionó - Amelia Whington, junta tus cosas y desaparece de mi vista ¡De inmediato!
- ¡No voy a irme a ningún lado! - protestó la mujer - ¡Pasé los mejores años de mi vida trabajado para ti! Me he ocupado desde tu imagen política hasta a la compra de tu ropa interior ¿Y me despides así, como si fuera una simple empleada más? ¡¿Y todo por ella?! - señaló a Lara con sus uñas afiladas.
Lara estaba simplemente congelada, como el resto de las personas en el lugar.
- ¡Primer Ministro! - Carlos corrió hacia él - Primer Ministro, yo hablaré