Tenía unos 22 años, con una camisa blanca, de aspecto tranquilo y sereno.
Aunque Luis lo reconoció del video, no dejó que sus emociones lo traicionaran.
Controlando su ira, se dirigió a don Marlon con una sonrisa forzada:
—He oído que desea hablar conmigo. Curiosamente, yo también busco justicia.
Don Marlon dejó la taza de té y lo miró en silencio.
Luis no retrocedió.
Don Marlon soltó una carcajada y dijo:—¡Luis, no te pongas tan serio! Si el cielo se cae, yo estaré aquí para sostenerlo por ti. Ahora haré que este pequeño sinvergüenza cuente todo lo sucedido de principio a fin. Si miente, le romperé las piernas frente a ti para que nunca más se atreva a seducir a la esposa de otro hombre.
Aunque sus palabras parecían justas, Luis sabía que don Marlon estaba protegiendo a su nieto.
Sin embargo, Luis necesitaba saber la verdad.
Mientras Luis reflexionaba, don Marlon gritó:
—¡Arrodíllate, mocoso! Y di la verdad de todo lo que pasó.
Matteo estaba a punto de arrodillarse cuando su madre, Mi