Sin embargo, al instante siguiente, Luis volvió a su actitud profesional.
Sarah pronto se dio cuenta de que su trabajo consistía en acompañar a Luis a diversas reuniones y eventos sociales.
Aunque Catalina también asistía, ella mantenía una imagen estrictamente profesional.
En los eventos, Sarah lucía vestidos y joyas proporcionadas por la empresa.
Cada vez que devolvía esos artículos, se decía a sí misma que algún día no tendría que devolverlos, que Luis se los regalaría.
Con el tiempo, la gente comenzó a notar la cercanía entre Sarah y Luis, bromeando sobre su relación especial.
Luis, con una copa de champán en la mano, no negaba los rumores. Incluso permitía que Sarah fingiera estar ebria y se apoyara en su hombro en el coche. Sarah, atrapada en la ambigüedad de su relación, estaba dispuesta a ofrecerse completamente a él en cualquier momento.
Pero Luis, aunque dejaba entrever interés, mantenía una distancia desconcertante.
…
Luis sabía que todos estos acercamientos eran parte de su