Capítulo 768
Luis encendió un cigarrillo y lo fumó lentamente.

Catalina, desde el asiento delantero, comentó con sarcasmo:

—Señor Fernández, usted es realmente hábil, unas pocas palabras y la tiene en la palma de su mano. Pero, ¿para qué meterse con ella? ¿De verdad cree que su esposa cederá por esto? No lo creo, a ella le cae muy mal.

Luis jugueteaba con su encendedor de oro sin responder.

Pasaron varios días sin que Luis intentara ganarse el afecto de Dulcinea. Estaba probando una nueva manera.

Sarah regresó al apartamento.

Austin estaba en casa, aún sin recibir propuestas de trabajo tras el bloqueo que Luis le había impuesto. Pasaba su tiempo jugando videojuegos.

Al escuchar la puerta, Austin se giró.

Sarah parecía de buen humor.

Austin le preguntó de manera natural:

—¿Qué tal te fue hoy? Si no encuentras nada, podemos volver a Ciudad BA. Mis padres tienen un supermercado que podríamos gestionar.

Sarah se dejó caer en el sofá.

—Tu papá y mamá tienen un supermercado de menos de 800 metros cuadr
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