Capítulo 734
Al amanecer, Luis regresó a la mansión.

No quería despertar a Sylvia, así que planeó tomar su pasaporte de la oficina e irse. Pero cuando salió de la oficina con el pasaporte en la mano, Sylvia estaba en la puerta del dormitorio, sosteniendo una taza de café, mirándolo con una expresión sombría.

—¿A dónde vas tan temprano?

Su tono era claramente de reproche.

Luis, siendo naturalmente autoritario y prefiriendo a las mujeres suaves, había perdido la paciencia con Sylvia desde que se volvió histérica.

La miró fríamente y dijo:

—¿Con qué derecho me cuestionas?

Sylvia se quedó paralizada.

Miró el pasaporte en sus manos y, adivinando sus intenciones, contuvo su ira para no estallar.

—Luis, prometiste darme un futuro.

—¿Qué te prometí? —replicó Luis. Luego, decidió aclarar todo:

—Sí, voy a buscarla. No me voy a casar contigo. Si eres inteligente, quédate en Berlín, te aseguraré que no te falte nada.

Sylvia se quedó atónita.

Ya sabía que no podía retenerlo, pero no esperaba que se fuera tan de
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