Capítulo 616
Dulcinea agradeció en voz baja.

Se levantó y salió lentamente del consultorio, el pasillo parecía interminable, largo y frío…

Caminó tanto que parecía no llegar nunca al final.

Miró la tarjeta apretada en su mano.

Agradecía al médico, pero no quería tratarse.

Su hermano estaba en la cárcel, y ella sabía que Luis nunca dejaría de lado su odio, no los perdonaría ni a ella ni a su hermano.

Solo uno de los dos podía vivir.

Si ella moría…

Quizás el odio de Luis se desvanecería.

Dejó la tarjeta en el alféizar de la ventana, y una brisa suave la llevó…

Dulcinea salió del hospital.

No esperaba encontrarse con Hazel.

Bajo el sol, Dulcinea estaba pálida, mientras que Hazel lucía radiante, aunque con un toque de enojo.

Dulcinea pensó que debía haber discutido con Luis.

Momentos después, las dos mujeres estaban sentadas en una cafetería.

Hazel removía su café con elegancia y sonreía seductoramente:

—No eres como te imaginaba. Pero no importa. ¿Sabes? He estado con Luis más de dos años, nos lleva
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