Capítulo 501
Cuando hablaba con Salvador, se sentía algo incómoda, tratando de ignorar la presencia de Mario, pero él estaba ahí, cerca… tan cerca que Ana podía percibir el aroma de su colonia masculina.

Salvador seguía divirtiéndose, tratando a Mario con familiaridad, como si fuera el esposo de Ana. Mario, sin embargo, no ocultaba su presencia. Después de que un camarero le sirvió champán a Ana, él dijo naturalmente:

—Cámbienlo por jugo.

Este gesto, aunque parecía ordinario, estaba lleno de posesividad. Todos los presentes lo notaron: el corazón de señor Lewis aún pertenecía a señora Ana Fernández. Algunos murmuraban:

[¡Señor Lewis se está recuperando, pero alguien más se va a meter en problemas!]

[¡Claro que sí! Él es un hombre de palabra.]

[En estos últimos dos años, aquellos que se atrevieron a desafiar al destino, probablemente ahora estén más cautelosos…]

Sin embargo, Mario no prestó atención a esos comentarios. En sus ojos, solo estaba Ana.

Cuando comenzó la recepción, el presentador llamó
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