Carmen, al despertarse y ver a Mario, intentó levantarse, pero Mario rápidamente se acercó y presionó suavemente su hombro, diciendo: —Me voy enseguida.
Luego salió de la habitación, la puerta se abrió y cerró con suavidad tras él.
Carmen miró hacia Ana, pareciendo querer decir algo, pero finalmente optó por no hablar.
…
Dos días después, la condición de Juan se estabilizó y estaba listo para ser dado de alta.
Fue entonces cuando Ana recibió otra buena noticia.
La señora Martín la llamó, su voz rebosante de orgullo: —Señora Lewis, ¡quién lo hubiera imaginado, eres realmente la estudiante predilecta del maestro Zavala! Verás, mi esposo tiene un amigo muy rico y aficionado a la música clásica. Le comenté sobre tu situación y de inmediato accedió a invertir en ustedes...
Ana, sorprendida, le preguntó: —¿De verdad? ¿Cuánto está dispuesto a invertir?
La señora Martín respondió con calma: —¡20 millones de dólares! ¿Es eso suficiente para sus necesidades?
Ana, encantada, replicó: —¡Es más qu