Con delicadeza y sin premura, Katrina le quita la camisa blanca a Leoncio, hecho esto, le acaricia la espalda que se siente suave al tacto.
Su mate es perfecto.
Un macho muy masculino, pero elegante y refinado al mismo tiempo. Es como una combinación entre lo delicado y poderoso, lo suave y lo brusco.
Le encanta todo de él. Es la primera vez que un hombre le provoca sensaciones tan intensas y profundas.
—Te amo —le dice con la voz quebrada. Él le acaricia el rostro con su dedo índice y le besa la nariz.
—Yo te amo más, mi loba.
Katrina lo besa porque no va a discutir esa verdad. Para nadie es un secreto que él es el más entregado de los dos y quien posee más apego.
Ella es su todo; sin embargo, Katrina tiene a sus hijos. Además, esta se ha desensibilizado un poco porque ha perdido a dos amores en el trayecto de su vida, ha saboreado la desilusión y la traición, asimismo, ha despertado a una cruda y dolorosa realidad: fue engañada de varias maneras.
Y, aunque Leoncio también tuvo pérdi