Los días siguientes, Aurora evitaba todo contacto con la vidente. No era estúpida. Podía fingir indiferencia ante los demás, podía mantenerse erguida frente a la manada, pero las palabras de Noah aquel día... esas le taladraban la mente.
"—Si vuelves a tocarla, a insultarla o a respirar cerca de ella, te arranco la garganta".
La forma en que él la había mirado no era la de un alfa que protegía un recurso valioso para la manada. No. Era un macho que defendía lo que consideraba suyo. Enérgico, territorial.
«Has enloquecido, Noah, estás completamente loco» —se dijo con amargura, segura de que buscaría la manera de hacerlo entrar en razón.
…
Habían pasado cinco días desde la aterradora pesadilla sobre Freya y Lucian. Leah se presentó de nuevo ante el alfa para dar sus visiones.
Había oscuridad bajo sus ojos, marcas de insomnio.
—Debes decir todo lo que tus sueños te muestran —ordenó Noah con voz grave antes de comenzar con las visiones.
Ella lo miró, confundida.
—¿Ha pasado algo? —Su voz