Ismael le marcó a Yulia para contarle lo que Augusto había dicho.
—¿La amante?
Yulia escuchó lo que Ismael le contó y levantó la mirada hacia sus padres, que estaban sentados debajo de una sombrilla, no muy lejos de ella.
Sonrió. Su papá ni de broma sería un don Juan, y su mamá no sería de esas mujeres que se meten en los matrimonios ajenos.
Lo que Augusto había dicho, simplemente le pareció algo desagradable.
Yulia le agradeció a Ismael por el celular:
—Muchas gracias por defenderme.
Ismael respondió relajado:
—No tienes que agradecerme, Yulia.
Mientras tanto, bajo la sombrilla, Marina le pasó a Diego una botella de bloqueador solar.
—¿Me ayudas a ponérmelo en la espalda? Me quemé un poco.
Diego aceptó la botella encantado y se dispuso asi a ayudarla.
Hoy, habían planeado pasar el día en la playa, y mañana irían a pescar.
El pequeño Iker estaba feliz, se puso su traje de baño y, con sus piernitas cortas, corrió al agua con los guardaespaldas.
Yulia, por su parte, estaba en la arena, h