Yulia le pidió en ese instante a su escolta que fuera a la casa del Barrio San Martín a recoger la comida que Baltasar había pedido para ella.
Marina, al escuchar eso, no pudo evitar sonreír. Pensó: Baltasar, qué hombre tan detallista, hasta le manda comida a domicilio a Yulia.
Pero Diego, por dentro, solo soltó un suspiro de total desaprobación.
Cuando Yulia dio la orden de que le trajeran la comida, abrió de inmediato su laptop y giró la pantalla un poco hacia Marina.
—Mamá, este es el itinerario que preparé para el viaje. ¿Qué te parece?
Antes de empezar a trabajar en la oficina, Yulia quería asegurarse de pasar tiempo con sus padres. Marina observó el itinerario con mucha atención. Cuando vio que había incluido las idas a los hospitales, se sintió profundamente conmovida. Estaba preocupada por Diego, no quería que él se desmayara otra vez.
Marina sonrió con agrado y lo aprobó.
—Está perfecto, sigamos este plan. Incluso podríamos alquilar una autocaravana.
Mientras pelaba manzanas p