Marina estaba sentada en la sala, hablando entretenida por el celular con Fernando.
Desde el otro lado de la línea, Fernando le contó:
—La esposa de Mateo te invitó a su fiesta de cumpleaños mañana por la noche.
Marina respondió con calma:
—Ya veo.
Sabía que no era una invitación cualquiera.
—Dile que estaré ahí a la hora.
Colgó la llamada y vio de reojo que Ricardo, quien acababa de terminar de lavar los platos, ya estaba por irse.
Lo llamó:
—Ricardo, mañana tengo que ir a una fiesta de cumpleaños. ¿Puedes ayudarme a conseguir un regalo?
Ricardo entendió de inmediato que Marina lo estaba poniendo a prueba, aunque no sabía a quién iba a regalarle ni qué tan caro debía ser.
—Claro, jefa con gusto. No hay problema.
Después de irse, Ricardo llamó a Fernando para saber quién era el anfitrión de la fiesta. Luego, se puso a investigar por su cuenta sobre Marina, el Grupo Zárate y Mateo.
Con las pequeñas pistas que fue encontrando, dedujo al instante algo importante: Marina está luchando por