—Maca, pídele disculpas ya. —Ordenó Noemí con furia.
Macarena, a pesar de la mirada fulminante de Noemí, no parecía estar del todo convencida.
Marianela, conociendo bien a su hija, le apretó con fuerza la mano, advirtiéndole:
—Pídele disculpas en este momento al señor Diego.
—No tiene que pedirme disculpas a mí. Que se disculpe con Nina —dijo Diego de pronto, suavizando un poco su actitud sombría y hablando con indiferencia.
—Mi nieta a veces no sabe comportarse... Le pido a usted, señor Diego, que la perdone —dijo Noemí con una sonrisa amarga.
En ese momento, en el despacho de la planta alta, Camilo le advirtió severamente a Marina:
—Marina, Diego es un hombre bastante peligroso. Deberías mantenerte alejada de él, no es tan fácil de tratar como parece a simple vista.
Marina lo miraba con una expresión sombría mientras respondía con desprecio:
—Eso es asunto mío, no te preocupes por eso, señor Camilo. ¿El contrato de seis meses que firmamos ya puede considerarse nulo?