Capítulo 105
El auto negro avanzaba a gran velocidad por la carretera, frenando y volviendo a arrancar por el tráfico.

Era hora pico, y Marbesol estaba particularmente concurrido.

Camilo revisó atento algunos correos y, al recordar a Marina deshaciendo la corbata de Luis, frunció los labios, sintiendo un leve desagrado.

De repente sonó su celular.

—Camilo, voy a Luzara a promocionar el álbum. No estaré en Marbesol. Regresa pronto a casa a ver a nuestra hija —dijo Yadira con una voz suave.

Camilo sabía que aún estaba molesta porque la había malinterpretado, creyendo que era malvada.

—Está bien —respondió, y Yadira colgó primero.

Natalia, notando su mal humor, preguntó ansiosa:

—¿Qué te pasa?

—Nada —respondió Yadira.

En ese preciso momento, un empleado se acercó con un ramo de rosas.

—Señorita Yadira, un señor de apellido Jurado le envía esto.

Yadira se sorprendió gratamente, y su ánimo cambió de inmediato. Agradeció con agrado al empleado y tomó las flores.

Natalia, riendo, comentó:

—El señor Camil
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