Desde aquella noche todo ha ido de maravilla. Faltaba un mes para ir a la universidad, tanto que tomé mi tiempo para compartir con mi familia. De Felipe he sabido que había ido con sus padres a preparar el piso en el que vivía para cuando llegaría yo. Le contestaba con pesar a los mensajes que me enviaba, ya que a las llamadas no las hacía ni caso. La razón...todavía no me acostumbraba a lo del noviazgo. No sé exactamente qué pasará, pues no tengo ni idea de lo que nos tiene preparado el futuro, pero de seguro sé que no dejaré que las cosas se hagan a su manera. Yo también tengo cerebro para pensar por lo tanto, soy perfectamente capaz de tomar mis propias decisiones... y vivir con el, no lo creo.
Sobra mencionar que mi madre no cabía en su ropa de felicidad, ya se le cumplió el sueño; exactamente, su sueño, no el mío. Llegamos a la universidad donde emprendería un nuevo camino. Mis padres me han querido acompañar y claro está que mi niña no se iba a quedar solita