"Así que... ¿hablaron?"
"Sí y realmente siento que fue honesto, ¿sabes? Es bastante difícil que yo de mi brazo a torcer así que debe ser algo."
Había pasado un día desde aquella conversación. Ahora mismo se encontraban en el hotel donde se estaban hospedando, les dieron toda la mañana libra para que pudieran descansar porque las escenas del día no serían tan complejas así que Scott pasó por la habitación de Amelia para recordarle algunas cosas que había dejado pendiente.
Amelia y Scott se conocían desde hace dos años, cuando los dos tenían veinte años, se convirtió en su asistencia gracias a algunos contactos de su madre y forjaron una relación bastante cercana. De hecho, Scott fue quien la ayudó a conseguir el papel que tiene ahora, motivándola y ayudándola y conseguir firmar con una productora buena.
"¿No has considerado la posibilidad de que te esté manipulando? Digo, de la noche a la mañana no puedes cambiar de opinión, no comprendo muy bien sus intenciones, pero no me da buena espina" acusó y bebió su café.
"No lo creo, Scott, ¿con qué fin haría algo así? Sabes cómo soy y cuánto me cuesta confiar en los demás, esta vez es una de esas raras excepciones. Aparte, le ofrecí conocernos más para evitar asumir cosas de él en un futuro."
Scott hizo una expresión indescifrable, aunque lucia como desconcierto.
"Bien, supongo" respondió seco, "yo debo irme ya, tengo una reunión con una agencia para la sesión de fotos del estreno" avisó sin mirar a Amelia mientras recogía sus pertenencias y se marchaba sin decir más.
¿Qué había sido eso?
"Entonces... ¿desde cuándo actúas?" cuestionó al mismo tiempo que pinchaba un trozo de pollo con lechuga de su bol.
"Lo hago desde que tengo memoria, pero en sí tengo cinco años en esto. Comencé con producciones pequeñas, comerciales y demás a los dieciocho. Mi mamá nunca quiso meterme en este mundo siendo menor de edad porque, bueno, sabes que riesgoso, pero me siento bastante bien con la experiencia que tengo a mis veintitrés” comentó con seguridad moviendo el tenedor sobre su pasta. "¿Y tú? Cuéntame cómo fue que llegaste aquí" la señaló con el cubierto.
"Creo que mi historia es un poco parecida a la tuya" murmuró Amelia con una sonrisa que no tardó en desaparecer, "a excepción de que yo sí comencé a actuar para agencias desde muy temprana edad. Mi madre vio la oportunidad de explotar mi talento y no dudó en tomarla..."
Kyle fue testigo de cómo la expresión de Amelia decaía, quiso preguntar, pero realmente no creía tener el derecho de hacerlo; decidió no hacer preguntas.
"Eres una grandiosa actriz, Amelia" le aseguró mientras tomaba la mano desocupada de la chica.
Ella le sonrió y sus mejillas se tiñeron de rosado.
"Gracias..."
A lo lejos Scott observaba la escena con recelo, presionando con insistencia el botón en su bolígrafo, tan rápido que se terminó trabando.
"Hey, ¿estás bien?" preguntó Laurie, tomando el brazo de Scott para hacerlo parar el movimiento del bolígrafo.
Laurie Harris, la maquillista de Amelia, una chica bastante agradable y risueña que se llevaba bien con todos.
A Scott le irritaba.
"¿Hm? Sí, lo estoy. ¿Por qué la pregunta?" Scott cuestionó, revisando la tablet de tareas que tenía en su otra mano.
"La verdad te noto un tanto tenso de hace unos días. Usualmente no hablas demasiado pero últimamente no lo haces en lo absoluto. Tal vez... ¿tiene que ver con Amelia y Kyle hablando más de lo común?" Laurie indagó con un poco de cautela, no quería que Scott la malinterpretara.
Scott definitivamente la malinterpretó.
"¿Qué estás queriendo decir, Laurie?" Scott preguntó indignado, por fin dirigiendo la mirada hacia la morena, con el ceño fruncido. "Deja de meterte en cosas que no te corresponden, ¿bien? Continúa con tu trabajo, la hora de almuerzo ya terminó"
Se retiró sin más dejando a una Laurie confundida por el arrebato de Scott. Ella decidió ignorar su actitud y fue a su apartado de trabajo.
Hombres, ¿acaso alguien podía entenderlos?