"Yo...hay algo más que debo decirte" Isaac le dijo a Devon con la voz quebradiza. "Aunque sea irracional, incluso ridículo; te amo. Te amo de forma irracional y ridícula, no desearía que fuese de otra manera, Devon" Dijo Isaac en su arrebato, con manos bañadas en sangre y la piel de algunos animales a sus pies.
La mencionada retrocedía con cautela, el acantilado detrás de ella impidiendo que continuara con el movimiento.
"El tiempo pasará. No soy quién para decir que carajos haré en un año o mañana por la mañana, pero Devon, créeme cuando te digo que no dejaré de pensar en ti en ningún instante" le juró, tomando con delicadeza sus mejillas, manchándolas de carmín, sus ojos demostrando de todo menos cordura. "Te amo, para toda la vida."
Compartieron un beso sangriento, Isaac empujándolos a ambos para después caer en el oscuro acantilado (claramente todo después sería editado para dar dicho resultado, por el momento solo cayeron en una colchoneta). Con un ultimo "¡corte!" se dió final a las arduas jornadas de filmación, luego del corte todo el set se llenó de aplausos y silbidos. Kyle y Amelia se sonrieron y recibieron las felicitaciones mientras los ayudaban a ponerse de pie.
"¡Que buen trabajo! Estoy orgulloso de ustedes muchachos" los felicitó el director; Luca. "Hoy sentí incluso más química que antes, ¿hay algo pasando aquí?" les cuestionó juguetonamente.
"¡Luca!" chilló Amelia sonrojada por la insinuación. "Estamos intentado ser amigos, ¿no?" Cuestiono dirigiendo la mirada a su compañero que se secaba la sangre falsa del rostro con la toalla que le habían extendido.
Kyle asintió, con una pequeña sonrisa. Escucharon el discurso de Luca y cada uno de los actores secundario y los dos principales dieron unas cuentas palabras. Amelia recibió rosas y una llamada de su madre. La relación con ella era bastante... compleja, era un tema que Amelia siempre prefería evadir cuando se traía a colación; uno de sus más grandes misterios.
"Cariño, felicidades por haber alcanzado uno meta más" dijo Georgina; la madre de Amelia, al otro lado de la línea. "Espero hayas escuchado cada uno de mis consejos y hayas hecho un trabajo estupendo."
"Sí, madre. Gracias, ahora mismo debo irme, hablamos luego."
Después de compartir palabras de despedida Amelia colgó con un nudo en la garganta. Para ella era tan difícil expresarse, intentar drenar todas sus heridas para dejar de sentir tanto...ahogo. La única cosa que la hacía sentir completamente viva era actuar, podía sentir como su alma volvía a su cuerpo, reconociendo un papel como parte suya y dominando el lugar con su aura vibrante, haciéndole ver al mundo la confianza que expulsaba por los poros, dicha confianza que podía apagarse si la persona correcta le decía un par de palabras de ‘ánimo’.
Amelia se miró en el espejo de su caravana, delineó con la mirada sus facciones que tenían un gran parecido a las de la persona que le otorgó la vida, observó su maquillaje, labios de color carmín que habían perdido un poco la tonalidad brillante gracias a los labios que bailaron sobre los suyos, se vio a sí misma, se buscó sin éxito dentro de su reflejo, aun con un rastro de ‘sangre’ que en realidad era una mezcla dulce y pegajosa.
Justo cuando las lágrimas comenzaron a hacer acto de presencia la puerta sonó anunciando una visita no esperada. Respiró hondo y le sonrió al espejo, volviendo al papel que debía jugar.
"Hola, Scott" fue lo primero que Amelia dijo al abrir la puerta.
"Hey" murmuró en voz baja, con una pequeña sonrisa, "felicidades, he conocido gente talentosa, pero en mi opinión tú eres una estrella."
Amelia se quebró.
Fue como abrir una llave de agua, lágrimas brotaron de sus bonitos ojos, a pesar de la sonrisa que aún mantenía. Scott no tuvo reparo en acercarse y hundirla en un fuerte abrazo.
"¿Qué sucede? ¿Estás bien?" preguntó con preocupación, llevándola a sentarse en el sillón junto a la puerta.
Amelia lloró un rato más, se estaba muriendo de la vergüenza, pero habían pasado los días y ella no pudo contenerlo. Escuchar a su madre recordarle los ‘consejos’ que le daba solo pudo traer recuerdos de cosas que simplemente no quería recordar. Amelia se sentía sucia, sentía que no merecía recibir felicitaciones y rosas por su actuación, se sentía falsa y repugnante.
"No, es solo que...me conmueve un poco finalizar este largometraje, ¿sabes?" mintió descaradamente cómo solía hacer siempre que debía enfrentar sus problemas.
"¿Segura? Hace rato te ví bien."
Amelia, desahógate...
"Sí, estoy segura" confirmó con una sonrisa, "gracias por la preocupación. Por cierto, no te he visto mucho estos días, ¿pasa algo?" cambió el tema por costumbre.
Pobre Amelia, guardándose las cosas como si fuese un pozo sin fondo, pero sí poseía un fondo y cada vez estaba más cerca de tocarlo y perderse en él.
"Solo he estado ocupado con la situación de la premiere, estuve hablando con las agencias que quieren tomarte fotos para sus revistas y simplemente me he quedado sin tiempo" Scott se justificó, se puso de pie y dijo, "tampoco creo que te haya hecho algún tipo de falta mi presencia, has estado pasando bastante de tu tiempo libre con Kyle, por no decir todo."
Scott era tan transparente como indescifrable, eran características que tenía en común con Amelia, con la diferencia de que Scott disfrazaba sus reales intenciones con este tipo de comentarios haciéndolos sonar sutiles e inocentes. Amelia era muy buena leyendo a las personas, pero con Scott las cosas eran diferentes.
"Es bastante agradable, me he sentido mal por haberlo juzgado tanto, es un poco serio, pero tiene muchos temas de conversación. Me cae bastante bien."
"No deberías confiar demasiado, Amelia. Recuerda lo que sucede siempre que confías en alguien" le advirtió con desdén.
"Pero, yo confío en ti y nunca ha sucedido algo malo" susurró bajito, encogida en sí misma.
"Porque yo sí te aprecio y valoro. Por esa razón no está mal que confíes es mi" le dijo picando la barbilla de la pelinegra con un dedo.
Dicho comentario la dejó aturdida, pero simplemente sonrió.