No podía ser peor.
Quería gritar y llorar de frustración allí mismo mientras miraba al hombre que ahora la tenía en sus manos. ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo fue que terminó de este modo? Lo único que quería era conseguir algo de compasión para su hermana, para que su hermana no terminara en la cárcel. Y de alguna manera, toda la situación se volvió un lío, quedando ahora ella atrapada en medio.
Era injusto y deshonesto. Lucía no podía implicarse en una mentira tan descarada, pero ¿qué otra salida tenía? Si se negaba, Pía terminaría en la cárcel, rodeada de criminales peligrosas que podrían… Dios, ni siquiera quería imaginar lo que le podría ocurrir a su hermana. Lo nefasto de toda la situación era que muy en el fondo sabía que el CEO tenía algo de razón respecto a su hermana. Pía siempre salía con la suya y por más que a Lucía le dolía el corazón tener que admitirlo, era cierto. ¿Acaso no fue toda su vida así? ¿Acaso alguna vez Pía pensó en Lucía, en todo lo que hizo para sacarla adelante después de que sus pa