"Por última vez, no tengo ni idea de cómo llegó a sus manos... Lo dejé aquí mismo esta mañana". Leila da unos golpecitos en su tocador, mirando con rabia a Tatum.
Simplemente, dejó marchar a Carmela; sin investigar, sin nada.
A pesar de lo mucho que ella intentó convencerlo de la verdad, él se negó a escucharla y exigió que regresaran a casa mientras sus guerreros se encargaban de todo.
¿Realmente cree que ella contrataría a un asesino?
"Te creo, Leila", responde Tatum, sentándose en la cama y masajeándose las sienes, con las arrugas del estrés dibujando las líneas de su frente.
"Pero no crees que Carmela lo haya hecho, ¿verdad?". Leila pone las manos en la cintura, con una sonrisa amarga en los labios, seguida de una suave mueca de incredulidad mientras mira fijamente a su marido.
"No, Leila, no lo creo", responde fríamente Tatum. "Sé que no te agrada Carmela, pero no puedes acusarla sin más de algo tan malvado como esto. Eres la Luna, tus palabras tienen peso, no puedes conde