Leila se viste rápidamente y ambos corren tras Tatiana.
Tatiana se abre paso entre la espesura de arbustos, con el corazón latiéndole con más fuerza a cada paso, sin inmutarse por las ramas que le cortan la piel ni por las hojas que la azotan.
Lo único en lo que puede pensar es en volver a ver a Kelvin, su ansiedad mezclada con el miedo de lo que podría pasar cuando lo encuentren y lo rescaten.
Tatum adelanta a Tatiana con Leila detrás para poder despejar el camino a través del bosque y facilitarles las cosas.
"Cuando dijiste que podías sentirlo, pensé que estaría cerca", dice Tatum, mirando al cielo, viendo que el sol estaba siendo reemplazado ya por la luna creciente.
Tatiana se detiene, recuperando el aliento mientras habla, y la tristeza de sus ojos refleja la de su voz.
"Puedo sentirlo, incluso ahora, puedo y es fuerte, está cerca, deberíamos seguir".
Leila suspira y se agacha, las nubes blancas que antes se mostraban a través del espacio entre los árboles ahora se han vuel