Kelvin apretó los dientes con fastidio mientras Justin le sonreía con suficiencia, volviendo a su asiento. Justin ahora mismo tenía la ventaja sobre ellos. Liana nunca mencionó que portaba un arma ese día; quizá no le pareció relevante, pero mientras él pudiera demostrar que no estaba en el lugar de los hechos, todo les iría bien.
“Todo va a salir bien, lo hiciste genial”, le dijo él con calma a Liana, dándole unas palmaditas en los hombros mientras ella se sentaba a su lado.
“¿Está el defensor listo para llamar a su testigo?”, preguntó el juez Bruce.
“Sí”, respondió Kelvin mientras se ponía de pie. “La defensa llama a Beta Trent Easton”.
La puerta de la sala se abrió y Trent caminó por el pasillo con aire de suficiencia, los hombros en alto con orgullo, pasos pomposos y llenos de confianza.
Se detuvo frente a Liana y la miró por unos segundos antes de burlarse, agitar su cabeza y dirigirse al estrado de los testigos.
Después de que Justin le hiciera tomar el juramento de la verd