Leila dejó escapar un gran suspiro de alivio. Abrió los ojos de par en par con sorpresa y volvió a abrazar a Jenny, con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de alivio. Durante muchos días y noches había rezado y esperado que Amara estuviera a salvo, que no le ocurriera nada malo, pero ¿por qué la capital? ¿Por qué Tatum eligió precisamente este lugar para traerla, justo delante de las narices de Antonio?
¿Cuál era su plan?
Se apartó del abrazo y tiró de Jenny por los brazos. “¿Sabes dónde está? ¿Puedes llevarme con ella?”.
Ella preguntó con el corazón latiéndole con fuerza. Nada le haría más feliz en ese momento que volver a ver a su pequeña niña, ver esos ojos bonitos y brillantes y su personalidad alegre. La última vez que vieron a Amara, se estaba encerrando en sí misma debido a lo diferente que era de los niños de su edad y a cómo la trataban.
¿Seguiría siendo la misma o pasar tiempo con su padre habría eliminado ese efecto?
“Leila, cálmate”, respondió Jenny, con una mirad