TRAVIS
La vida es fácil cuando ves a las mujeres como herramientas.
Herramientas que miras y no puedes pensar en nada más que en lo bien que se verían empaladas en tu verga. Herramientas que son la ficha perfecta para movimientos de negocios. O herramientas que son fabricantes de bebés que producirían una docena de herederos para tu imperio si fuera necesario.
Amelia Bendel definitivamente no era esa herramienta. Como su padre, que estaba empeñado en emparejarnos, ella era igual de ambiciosa. Yo no necesitaba una mujer ambiciosa; necesitaba un agujero sumiso para follar y una madre para mis hijos por nacer.
Nada más.
Ella no ha logrado entenderlo, convirtiéndose en una espina en mi costado desde que se corrió la voz de que buscaba una esposa de una familia respetable. Si no aparecía en mi oficina, encontraba la manera de "tropezarse conmigo" en eventos públicos. Era agotador.
—Despídela —le dije a la secretaria sin levantar la cabeza del documento que estaba revisando cuando ella entró