"Tienes tres minutos. Ve a ver a tu padre. Yo vigilaré".

Toma un momento para que todo finalmente tenga sentido. Todo desde el momento en que Kian me sacó de casa esa mañana hasta que sonó la alarma. Estoy asombrada de él y de cómo logró organizarlo todo para que pueda ver a mi padre, así que lo miro por un segundo, completamente sin palabras. Él vuelve a mirar su teléfono.

"Anda ya, Leslie", me apura, sacándome de mi shock momentáneo. Asiento y mi fuerza regresa en ese instante mientras me acerco a mi padre. Me deslizo en su habitación y en cuanto poso los ojos en él, todo parece estar bien en el mundo.

"Papá", susurro mientras me bajo a la silla junto a su cama. Las lágrimas me pican en los ojos mientras agarro una de sus manos. Está cálida y reconfortante, como el sonido de la máquina que muestra sus signos vitales. No hago más que mirarlo durante la mitad del tiempo que Kian dijo que tenía, absorbiendo la sensación de finalmente verlo de nuevo.

Durante la semana pasada, lo he odiad