capitulo 41
Camino rápidamente por los pasillos del hospital. Mi ansiedad crece a medida que me acerco a la habitación de Adam. Samuel camina a mi lado, pero yo no logro decir nada; solo estoy concentrada en llegar y abrazar a Adam con fuerza.

Al llegar, abro la puerta de golpe. Adam está sentado en la camilla y, al verme, sus ojos se iluminan. No espero que diga nada, simplemente salgo corriendo a sus brazos.

—¡Mi amor! —Él corresponde mi abrazo.

—¿Me extrañaste? —pregunta Adam, y yo comienzo a llorar.—Hey, tranquila, aquí estoy —acaricia mi cabeza y me da leves besos.

—Te extrañé tanto —me separo un poco y lo miro a los ojos—. No me vuelvas a dejar.

Él me sonríe y después me besa. Yo correspondo gustosa hasta que un carraspeo nos saca de nuestro trance.

¡Mierda! Se me olvidó que Samuel estaba conmigo.

—Amor, él es Samuel, el médico que te atendió durante todo este tiempo.

Samuel se acerca y le da un leve apretón de manos, pero al ver sus miradas sé que se están matando por dentro.

—Bienvenido
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