32. Dolores
Lion
Me merezco el regaño, pero aún no me explico porque nadie nos dijo nada. Y ese jalón, si que dolió y mucho, mientras me sigo sobando, el monólogo de Odette, continúa.
—...Y todo por culpa de esa plástica —finaliza.
—No tenía ni idea, lo juro, además ¿por qué nadie me dijo nada? —me dirijo a la mosa.
La pobre tiembla como hoja al viento, Odette, se acerca y me da un golpe en el brazo, se gira y regresa con la chica y la abraza frotando su espalda.
—Por que va a ser —frunce el celo y se separa un poco de la mujer que aún abraza —dile cielo, no tengas miedo, aquí estoy para defenderlos, a todos —la anima.
—La señorita Florence, siempre decía que ella sería la Luna del Clan, y que era mejor que nos acostumbramos a tratarla como tal, aunque siempre que usted o mi señora —hace una reverencia hacia mi madre —aparecian, la señorita fingía ser dulce y tierna, pero nada más lejos de la realidad. Solo Omega Cerafina (la cocinera del Clan) se atrevía a desafiar la, y aún así no se fue limpi