capitulo 4

El sonido del silencio en la celda era ensordecedor, Cada día se sentía como una eternidad, y la monotonía de la vida en prisión comenzaba a desgastarme Pero en medio de esa rutina, había momentos de reflexión que me llevaban a un lugar oscuro y peligroso Me encontraba atrapada no solo entre las paredes de esta prisión, sino también en mi propia mente, donde los pensamientos de venganza empezaban a tomar forma

A menudo, me sentaba en la cama, mirando las pequeñas rendijas de luz que se filtraban por la ventana, Era un recordatorio de que el mundo exterior seguía girando, ajeno a mi sufrimiento, La injusticia que había vivido me quemaba por dentro. ¿Cómo había llegado a este punto? Era difícil de aceptar.

La vida que una vez había sido vibrante y llena de posibilidades se había convertido en una pesadilla, Recordaba el día en que me arrestaron, el rostro de mi acusador, la mirada de desprecio en sus ojos, Cada palabra que había salido de su boca era como una daga afilada, y me había herido profundamente, La acusación, aunque falsa, había arruinado mi vida, Ahora, aquí estaba, en una celda fría, sintiendo que el mundo me había dado la espalda, Pero la ira que sentía también comenzó a transformarse en algo más.

La idea de la venganza empezó como un susurro en mi mente, una pequeña chispa que se encendía cada vez que recordaba las injusticias que había sufrido, Pensé en cómo esas personas, que habían contribuido a mi caída, vivían sus vidas sin remordimientos, La imagen de sus rostros se convertía en una especie de mantra, un recordatorio constante de que no podía quedarme de brazos cruzados, En esos momentos de reflexión, me preguntaba qué tipo de venganza podría planear, No quería solo hacerles daño; quería que comprendieran el dolor que me habían causado, Quería que sintieran la desesperación que había experimentado cada día desde que me encerraron.

¿Cómo podía hacer que pagaran por lo que habían hecho? La idea de la venganza se transformó en un objetivo, un propósito que me ayudaba a seguir adelante, La vida en prisión tenía sus propias reglas, pero también había una jerarquía entre los prisioneros, Algunas mujeres eran temidas y respetadas, mientras que otras eran ignoradas, Comencé a observar a mi alrededor, a estudiar a las que parecían tener poder, Necesitaba aliados, personas que pudieran ayudarme a llevar a cabo mis planes, Sabía que no podía hacerlo sola; la prisión era un lugar complicado, donde las alianzas podían ser tanto una bendición como una maldición, Ana, mi amiga y confidente, se convirtió en la primera persona con la que compartí mis pensamientos.

Durante una de nuestras conversaciones en el patio, le conté sobre mi deseo de venganza. Sus ojos se abrieron de par en par, y por un momento, vi miedo en su rostro.

_ Clara, la venganza puede consumir a una persona, No quiero que te pierdas en eso _ me advirtió, Pero en lugar de desanimarme, sus palabras solo avivaron mi determinación.

_ No puedo quedarme aquí sentada, Ana, No puedo dejar que me traten como si fuera culpable de algo que no hice, Necesito que sepan que no me quebraré _respondí, sintiendo que la ira burbujeaba en mi interior. Aunque Ana intentó disuadirme, sabía que estaba decidida.

La venganza era mi única salida, y estaba dispuesta a arriesgarlo todo, Los días pasaron, y mi mente se llenó de planes, Comencé a recopilar información sobre las prisioneras que había identificado como posibles aliadas, Observaba sus interacciones, sus debilidades y fortalezas, Quería entender cómo podía aprovechar esas dinámicas para mis propios fines, La vida en prisión era un juego de estrategias, y estaba lista para jugarlo, Una de las prisioneras que me interesaba era Laura, una mujer con un pasado oscuro y una reputación temida, Había escuchado rumores sobre ella: había estado involucrada en peleas y había ganado el respeto de muchas, La gente le tenía miedo, pero también la admiraban, Pensé que si lograba ganarme su confianza, podría utilizar su influencia a mi favor.

Un día, mientras estaba en la fila para la comida, me acerqué a Laura.

_ He oído cosas sobre ti _le dije, tratando de sonar casual, Ella me miró con desdén, pero no se alejó.

_ ¿Y qué has oído? _preguntó, cruzando los brazos.

_ Que eres alguien a quien se le respeta aquí, Me gustaría poder hablar contigo más a fondo _respondí, manteniendo la mirada firme, Laura me observó durante un momento, y luego asintió lentamente.

_ Está bien, Pero no me hagas perder mi tiempo_dijo antes de alejarse, Fue un pequeño triunfo, pero uno que me dio esperanza, A medida que pasaban los días, comencé a acercarme más a Laura, Nos encontrábamos en el patio y compartíamos historias, pero siempre con un propósito oculto en mi mente, La idea de la venganza seguía latente, y cada conversación era un paso más hacia mi objetivo.

Laura comenzó a confiar en mí, y eso me dio la oportunidad de aprender más sobre las dinámicas de poder en la prisión, Mientras tanto, mis momentos de reflexión se volvieron más oscuros, Las noches eran especialmente difíciles, Me acostaba en la cama, mirando el techo, y los pensamientos de venganza se convertían en una tormenta en mi mente, Me preguntaba si realmente estaba dispuesta a cruzar esa línea. ¿Qué significaría para mí? ¿Sería capaz de convertirme en la persona que deseaba ser, o perdería una parte de mí en el proceso? La idea de que la venganza podría consumir mi alma me aterraba, Pero también sabía que, si no hacía nada, seguiría siendo una víctima.

La lucha interna era agotadora, y a veces me sentía atrapada en un ciclo interminable de ira y desesperación Sin embargo, cada vez que pensaba en mi vida antes de la prisión, en la injusticia que había sufrido, la rabia volvía a encenderse.

Una noche, mientras reflexionaba en la oscuridad, decidí que no podía dejar que el miedo me detuviera, La venganza no era solo un deseo; era una necesidad, Necesitaba recuperar el control de mi vida, Así que, con cada pensamiento, cada plan que elaboraba, sentía que me estaba acercando un paso más a mi objetivo.

Los días se convirtieron en semanas, y mi relación con Laura se fortaleció, Comenzamos a formar un pequeño grupo de prisioneras que compartían nuestra visión, Cada una de ellas tenía su propia historia de dolor, y juntas comenzamos a hablar sobre cómo podríamos hacer que nuestros opresores pagaran, La idea de la venganza se convirtió en un mantra, y cada reunión era un recordatorio de que no estábamos solas, A medida que el grupo crecía, también lo hacían nuestras ambiciones, Comenzamos a hablar de formas de sabotear a aquellos que nos habían hecho daño, La prisión estaba llena de oportunidades, y cada día traía consigo nuevas ideas, La planificación se volvió más compleja, y a medida que nos acercábamos a la ejecución de nuestros planes, la adrenalina corría por mis venas.

Una tarde, mientras estábamos reunidas en el patio, decidimos que era hora de actuar, Laura sugirió que podríamos aprovechar una próxima visita de los funcionarios de la prisión para hacer ruido.

_ Si hacemos una escena, podría llamar la atención sobre nuestras condiciones _ dijo, y todos asintieron, La idea de crear un disturbio era arriesgada, pero también podría ser nuestra oportunidad para hacer que nos escucharan.

Los días previos a la visita estaban llenos de nerviosismo y emoción, Cada una de nosotras tenía un papel que desempeñar, y la adrenalina se apoderaba de nosotros, En mis momentos de reflexión, sin embargo, la duda también comenzaba a asomarse, ¿Era esto realmente lo que quería? ¿Estaba dispuesta a arriesgarlo todo por una venganza que podría no traer la satisfacción que esperaba? El día de la visita llegó, y el aire estaba cargado de tensión, Nos alineamos en el patio, listas para llevar a cabo nuestro plan.

Cuando los funcionarios llegaron, el grupo comenzó a gritar, a exigir justicia, La confusión reinó en el lugar, y en medio del caos, sentí una mezcla de emociones, La adrenalina me empujaba hacia adelante, pero también había un pequeño rincón de mí que se preguntaba si esto era lo correcto, Las voces se elevaban, llenas de rabia y frustración.

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